viernes, 27 de junio de 2025

Xico Una ciudad con cara de pueblo.




Por Gabriel López cortés

Una ciudad con cara de pueblo, eso es Xico. Cobijado al este por su cerro característico Acatepetl o Acamalin. Un cerro con cientos de veredas que atraviesan cafetales y todo tipo de frutos del campo. Ahí donde los hombres echan raíz y cultivan amor a la tierra.

Si vienes con dirección a Xico déjame decirte lo siguiente: detrás de aquel cerro vive gente muy amable, sencilla y humilde, gente que trabaja en el campo o en la ciudad o en su negocio propio.

A lo largo del año escucharas cohetes que festejan a un santo, El Llanito, Cristo Rey, Chautla, san José, El Tapanco, los Carriles, son solo algunos de los tantos barrios con gente bonita que le gusta la fiesta, pero si vienes en el mes julio, eso, eso mi amigo es otra cosa.


Tienes que venir preparado tanto física como anímicamente incluso espiritualmente, tu estomago debe tolerar de todo. Muchos visitantes han decidido quedarse, otros aquí en sus calles se han enamorado.

Estamos en los últimos días del mes de junio cerca d ella.primer velada de vestido donado a la patroncita, esa patrona es de las más consentidas pero también muy benevolente, milagrosa y protectora. Estamos a pocos días de iniciar julio y una luz brilla para revivir tradiciones y creencias que se mantienen arraigadas en el ser.

Para los Xiqueños el mes de julio es sagrado, como lo es también su santa patrona María Magdalena; a la que se le venera desde lo más profundo del corazón. Si su gente trabaja fuera, programará sus vacaciones para los días de fiesta, todos ellos se preparan y organizan; en casa de los mayordomos las cazuelas, ollas y cocineras no son suficientes, habrá comida por montones. Todos los ingredientes para el mole estan listos, los cirios en los altares iluminarán a sus mayordomos y a sus familias y la fé de un pueblo que se postra ante su santa patrona.

Si, atrás de aquel cerro es Xico. allá donde los días julianos resuenan los cencerros y las noches se iluminan con pirotecnia; las calles se visten de colores con tendidos de fiesta, allá donde los manteles se manchan de mole y en los platos sirven chiles rellenos; allá donde aún sin conocerte te invitan copas de mora y verde. Ahí los xiqueños te hacen parte de ellos y de su alegría. En Xico los días de fiesta se duerme poco y se come mucho, allá donde la algarabía no quieren que acabe, allá donde la gente se alegra porque a su santa la bajan del pedestal donde se encuentra el resto del año, pero llora cuando la colocan de regreso.

Al terminar julio la cotidianidad de sus días regresa, los hombres retoman el olor a tierra húmeda y trabajo, las mujeres bellas que se pierden en sus calles con niebla haciendo sus compras; por las tardes en las mesas se toma café de olla que se acompaña con pan horneado en leña. En Xico todo mundo se conoce y saluda entre sí; ahí donde se conocen más por sus apodos que por sus nombres propios. Ahora sí, la calma regresa.

Allá de atrás de aquel cerro que también llaman Acatepetl se encuentra Xico, allá en el mes de julio todo es fiesta.