jueves, 19 de diciembre de 2013

DESQUICIA EL PARTIDO CARDENISTA EL TRÁFICO VEHICULAR EN EL CENTRO




* Guaruras de Antonio Luna Andrade trataron de impedir que su amo y señor fuera entrevistado 


Lázaro Cárdenas Pérez


Xalapa, Ver.- En un festival del derroche de recursos, acarreados, caos vial y agresiones a la prensa, convirtió el dirigente estatal del Partido Cardenista, Antonio Luna Andrade, una multitudinaria protesta de esta organización. 

A su arribo a la Plaza Lerdo donde era esperado por miles de acarreados que llegaron en autobuses desde muy temprana hora, desquiciando el tráfico vehicular en esta capital, el dirigente cardenista fue abordado por los representantes de los medios de comunicación para solicitarle una declaración respecto de la protesta. 

Sin embargo, varios de sus guaruras impidieron la labor de los reporteros e incluso a empujones trataban a toda costa de impedir la entrevista con su jefe. Los guardaespaldas no respetaron a las mujeres, quienes fueron empujadas sin contemplaciones, y su única intención era obtener la entrevista con Luna Andrade. 

Y así, con una actitud beligerante, quiso poner de rodillas al Gobierno estatal al exigir la renuncia del titular de Invivienda, Manuel Barclay Galindo, a cambio no salirse a manifestarse el día de mañana, realizando una movilización de 40 mil personas en las principales ciudades de la entidad, ya que lo consideran un funcionario “desleal a la administración estatal”. 

Y es que aseguran que nos les han entregado 60 mil lotes de interés social para igual número de integrantes de su organización, mismos que pagarán ante la Secretaría de Finanzas. 

Pero el colmo del cinismo fue cuando aseguró que sus compañeros incluso han sido víctimas de “invasores” en distintos lugares de la entidad. 

Y luego los guaruras cardenistas arremetieron nuevamente contra una reportera, generando malestar entre los demás compañeros que realizaban la entrevista. 

– “Por favor orden”, –dijo Luna Andrade a sus escoltas, mientras éstos empujaban a la compañera y se hacían de palabras con los demás reporteros. 

– “Controle a su gente, –decían los tundeteclas–, nosotros sólo venimos a hacer nuestro trabajo, estamos haciendo la chamba; no sean agresivos, estamos trabajando”, –expresaron casi en coro 

– “Deja pasar a la reportera, por favor, quítense, dejen pasar a la reportera” –dijo un periodista...

– “¿Cuál es su miedo, señor, por qué no nos dejan acercar…? –le inquirió otra reportera. 

– “No hagamos escándalo, por favor, orden”, dijo Luna Andrade, y de manera casi mágica sus guaruras cesaron con su ataque, ocasionando una gran molestia entre los periodistas que tuvieron la mala fortuna de lidiar con ese tipo de gente tan sólo por hacer una entrevista.