jueves, 23 de febrero de 2012

Coyolillo logró alcanzar el récord e ingresar al libro Guinness de las marcas.





Como parte de las actividades del carnaval afromestizo, En recientes dias pasados se llevó a cabo el corte de listón inaugural del chile relleno más grande del mundo, donde Coyolillo logró alcanzar el récord e ingresar al libro Guinness de las marcas.

Bajo un cielo nublado y en un intenso bochorno, los pobladores se dieron cita de manera muy puntual para observar el acontecimiento que los llevaría al tan ansiado libro Guinness, formando así parte de la historia.

Alrededor de las 8:23 horas, los primeros chiles fueron traídos por la señora, Reyna López López, quien aseguró que no toma demasiado tiempo guisar los chiles, y aunque la mayoría de mujeres no saben de donde proviene su tradición, son fieles a ella.

En medio del jolgorio propios y extraños no podían ocultar su nerviosismo y su entusiasmo, cuando los expertos en modo de inspección y supervisión, constataron el tamaño, medidas y requisitos correspondientes del manjar, que previamente fue cocinado por las mujeres de la localidad, quienes presumen de una exquisita sazón.

Para lograr la hazaña, participaron al menos 500 familias, quienes contribuyeron con 20 chiles rellenos para lograr la cantidad de más de 10 mil 200 chiles y lograr la meta. Hasta hoy Coyolillo logró un récord Guinness por el chile relleno más grande del mundo, ya que esta meta no existía aún en el libro.

Los participantes explicaron que se tomó la decisión de participar con el chile relleno más grande, debido a que es el platillo más representativo de la gastronomía afromestiza, además de que forma parte de la comida que ofrecen cada año en el festejo carnavalesco.

Ignacio del Moral Acosta, coordinador general de Coyolillo del chile relleno más grande del mundo, fue quien les ayudó a conseguir el objetivo y así ingresar al libro mundial de las marcas. Los habitantes celebraron el triunfo y orgullosos aplaudieron.

Luego, disfrutaron del delicioso platillo, entre bulla y aplausos, para después disponerse a participar de los bailes y recorridos, entre música, alegría y color, hasta el anochecer.