miércoles, 26 de octubre de 2011

Naolinco listo para su tradicional Cantada


Naolinco, Ver.- Un pintoresco pueblo situado entre montañas a casi una hora de Xalapa, es uno de esos lugares que aún conserva su magia, sus calles, su gente y ambiente tienen esa esencia especial en su ambiente y en su gente que hace que todo aquel que lo visita, quiera regresar.

Música, cantos, comida y bebidas en el panteón coloreados con flor de cempasúchil forman la escena de la cantada, tradición de 5 siglos en el municipio en honor a todos los santos.

El primero de noviembre, los habitantes de este colonial lugar entonan cantos de alabanza a los santos en su día, de igual forma que cantan a sus muertos en sus tumbas y durante toda la noche como si se tratase de una serenata.

Tradición que nace con la llegada de los frailes y que mezcla costumbres prehispánicas con el catolicismo previo a la celebración del día de muertos. Originalmente, esta fiesta nace desde el 21 de septiembre cuando de acuerdo a la creencia se abren las puertas del infra inframundo con el equinoccio de otoño para recibir a las almas con el fin de que degustaran el maíz nuevo:

Los totonacas entonaban cantos a sus muertos, pero con el fin de ser evangelizados, los frailes les enseñaron a cantar a los santos dando origen a las cantadas que sobreviven al tiempo y la transculturación siendo transmitidas como todas las tradiciones, de generación en generación.

Así desde las 8 de la noche se inicia el primer canto o alabado, en el panteón de este municipio para posteriormente ir cantando casa por casa recibiendo dulces, pan y vino, todo hecho por los propios habitantes en medio de la sierra y la montaña.

Cientos de habitantes del estado y extranjeros se dan cita en esta fiesta que se combina muy bien con el día de muertos, por lo que la convivencia con catrinas y calaveras se hace normal sintiéndose un poco en el Mictlan lleno de comida y color, todo en honor a los santos en la fiesta de los muertos.

Los cantos o alabados son ensayados con anterioridad al igual que son preparadas las ofrendas, mismas que se comparten durante la noche de a cantada.

La costumbre indica que luego del panteón, los naolinqueños vayan casa por casa cantando recibiendo a su paso algunos dulces de jamoncillo, frutas, pan de muerto y vino preparado con frutas de esta región, siendo el grupo de los niños los que comienzan primero para terminar con los adultos quienes amanecen cantando el 02 de noviembre, convirtiéndose la fiesta en la de los muertos.