jueves, 3 de octubre de 2013

La historia se repite

foto red



Jesús J. Castañeda Nevárez.- jjcastaneda55@gmail.com

2 de octubre, día que no se olvida ni se olvidará para quienes vivieron esa terrible noche de Tlatelolco; día que las nuevas generaciones repiten como un rezo que les obliga a recordar algo que no vivieron pero que la historia les recuerda como el error que nunca más debe volver a ocurrir. Día obscuro que ensombreció nuestro concepto de justicia y evidenció lo frágil de la condición humana con relación a los intereses que “compran” voluntades y “tuercen” las razones y las verdades, para distraer e influenciar a los espectadores, hacia lo que al poder conviene.

Octubre de 1968, mes de contrastes, de lágrimas, sangre y muerte que fueron “borradas” con camiones de transporte de basura, chorros de agua sobre pisos y paredes, para dar paso a los Juegos deportivos llamados “La Olimpiada de la Paz” que hicieron que rápidamente la sociedad y el mundo “olvidara” lo ocurrido 10 días atrás.

Pero esa historia no inició en ese octubre de 1968; fue en noviembre de 1964, cuando residentes e internos del hospital 20 de noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y 206 de ellos fueron despedidos, iniciando así la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos, que organizó paros que involucraron a 40 hospitales del ISSSTE, IMSS y Ferrocarriles, que se resolvió pronto por la promesa de revisión de sus peticiones, pero que el gobierno no cumplió, dando lugar a nuevas manifestaciones que fueron atacadas por grupos de choque de la FSTSE. El 26 de agosto 1965 hubo otra gran manifestación, pero esa noche la policía tomó los hospitales 20 de Noviembre, Rubén Leñero y Colonia, sustituyendo a los paristas con médicos militares. Al día siguiente las enfermeras del 20 de Noviembre fueron secuestradas por grupos de choque de la FSTSE, cientos de médicos fueron despedidos y los líderes fueron encarcelados. *

El 1 de octubre de 1966 estudiantes y ciudadanos de Morelia coincidieron en un movimiento en contra del alza en las tarifas del transporte público. Al día siguiente efectuaron una gran manifestación que fue atacada por pistoleros del PRI que robaron un aparato de sonido y al dirigirse la marcha al local priísta para reclamar el robo, fueron recibidos a tiros y murió un estudiante. En protesta de esa muerte los estudiantes declararon la huelga el 4 de octubre; el ejército comenzó a patrullar las calles, pese a lo cual se efectuó un gran mitin el 7 de octubre en el centro de Morelia. A petición del Congreso Local el 8 de octubre el ejército tomó la universidad y detuvo a decenas de estudiantes. *

En 1967 los estudiantes sonorenses encabezaron una protesta popular por la imposición de un candidato a la gubernatura de la entidad, llegando a ataques masivos a una comandancia de policía y a casas de funcionarios en Hermosillo, Son. Como las escuelas eran el centro de la movilización, la policía las atacó pero sólo logró que más planteles se incorporaran al paro. Ante ello el gobernador Encinas solicitó y obtuvo del Congreso el llamado a la intervención del ejército, que el 17 de mayo atacó y tomó la Universidad de Sonora. *

2 de octubre de 1968, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, bajo la vigilancia del ejército; Helicópteros en el aire y militares infiltrados en la manifestación vestidos de civil. 2 bengalas cruzaron el cielo; confusión; disparos; centenares de detenidos que fueron desnudados y golpeados a culatazos por los militares; represión contra periodistas a quienes les fueron confiscados sus rollos. Luego el silencio de la muerte o del miedo; pero también el silencio comprado.

Son 45 años la distancia que nos separa de un evento que no se quiere olvidar y que hoy mismo se revive con nuevos actores de una nueva historia que nuevamente inicia con reclamos, a los que no se quiere o no se sabe escuchar y su movilización empieza a ser incómoda.

Pero ésta es la gran oportunidad de cambiar la inercia de la historia; es la ocasión ideal para demostrar a la sociedad mexicana que conocemos nuestra historia y por lo tanto no deseamos repetirla.

Éste es el momento de cambiar para darle a México un nuevo rumbo, con justicia social construida a través del diálogo, no de la represión; para corregir errores añejos y sentar las bases de un nuevo país; construir un nuevo modelo educativo sin los obstáculos sindicalistas; sin más violencia y sin más sangre que la misma historia demuestra su ineficacia. Con un nuevo lenguaje que comunique verdad y no más mentiras. Ese es mi pienso.