¿Razón o vida?
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936) fue uno de los escritores españoles más importantes e influyentes a finales del siglo XLX y principios del siglo XX, perteneció a la famosa generación del 98, escribió Teatro, Novelas, Poesía, Ensayos, deteniéndome en esta ocasión en el ensayo que se considera la obra capital de Unamuno titulado “Del Sentimiento Trágico de la Vida” Publicado en el año de 1913 por “Los grandes pensadores, ediciones Sarpe, impreso en España, edición tomada de la editorial Bruguera”.
Los unamunianos han llegado a manifestar que comprendiendo éste ensayo, puede el interesado en Unamuno comprender con facilidad toda la obra del escritor español, confieso que no es una lectura sencilla, se necesitan ciertas bases filosóficas, pero aun así, su lectura es agradable y sin ser filósofo de profesión el mensaje central del escritor puede ser claramente comprendido.
De entrada es importante aclarar que después de Kierkegaard quien es considerado el padre del existencialismo, Unamuno es el primer gran existencialista, de hecho aprendió el idioma danés para leer a Kierkegaard en su lengua, y precisamente “Del Sentimiento Trágico de la vida” es su obra filosófica existencialista por excelencia e incluso la propia literatura la utilizó para exponer sus ideas existencialistas, ejemplo: “Niebla” escrita en 1907.
El ensayo de Unamuno es una respuesta al filósofo alemán Hegel, quien decía que “todo lo real es racional y todo lo racional es real” Unamuno le cambia la formula manifestando que “todo lo vital es anti racional y todo lo racional, anti vital” y para no aturdirlo mi apreciado lector, el conflicto central es ¿razón o vida?
Todos los seres humanos tenemos el eterno problema de enfrentarnos a la muerte, a desaparecer y luchamos contra ella, buscamos explicaciones, respuestas, las religiones tienen una, pero la razón tiene otras, y como textualmente nos dice Unamuno “toda posición de acuerdo y armonía persistente entre la razón y la vida, entre la filosofía y la religión, se hace imposible. Y de la trágica historia del pensamiento humano no es sino la de una lucha entre la razón y la vida, aquélla empeñada en racionalizar a ésta haciéndola que se resigne a la inevitable, a la mortalidad; y ésta, la vida, empeñada en vitalizar a la razón obligándola a que sirva de apoyo a sus anhelos vitales. Y esta es la historia de la filosofía, inseparable de la historia de la religión”
En éste ensayo Unamuno realiza un recorrido interesantísimo e ilustrativo tanto de las religiones como los sistemas filosóficos, y puedo resumir que al final digan lo que digan, los religiosos o los racionalistas, “que ni el sentimiento logra hacer del consuelo verdad, ni la razón logra hacer de la verdad consuelo”, porque cuando alguien que amo muere, si bien nos resignamos porque tenemos que seguir viviendo, nos duele igual de fuerte aun con las explicaciones religiosas y racionalistas, y pasaran los años y el hombre seguirá siendo una eterna contradicción, considerando que para Unamuno éste es el sentimiento trágico de la vida.
Unamuno siempre se consideró un egotista, es decir, hablo de mí porque es lo que conozco, no hablo del objeto porque soy sujeto e incluso el objeto forma parte de mí, en palabras de Unamuno “¡Yo, yo, yo. Siempre yo! – Dirá algún lector- y ¿quién eres tú? Podría aquí contestarle, para el Universo nada; para mí, todo”
De la lectura de este interesante ensayo filosófico aprendí algunas cosas importantes, entre ellas, que se estudia para vivir y no se debe vivir para estudiar, que aunque llegara a ser un sabio como todos los que nombra Unamuno, Kant, Spinoza, etc. el sentimiento trágico de la vida no se resuelve y menos si esa sabiduría sólo la utilizamos como vanidad, porque al no podernos eternizar en espíritu y al tenerle tanto miedo a la nada, mínimo queremos eternizar el nombre, a través del poder, riquezas, etc. vanidad de vanidades.
Finalmente ahora entiendo al personaje central de la Nivola de Unamuno titulada “Niebla” llamado Augusto Pérez, un personaje ficticio creado por el autor que adquiere vida propia y cuando Unamuno decide darle muerte, el pobre Augusto Pérez se resiste, se niega a morir, se le rebela a su creador, así es mi apreciado lector, que hermoso es cuando el conocimiento te sirve para vivir, aclarando que el sentimiento trágico de la vida no se resuelve, por eso la grandeza y vigencia del existencialismo.
Unamuno físicamente ya no está con nosotros, pero él a través de sus obras por lo menos eternizó su nombre, porque hoy después de 100 años de la publicación “Del Sentimiento Trágico de la Vida” lo seguimos leyendo y disfrutando, ojalá y él haya encontrado después de la muerte lo que esperaba, por ahora nosotros sigamos leyendo, conociendo, viviendo y luchando con nuestra realidad, con nuestra tragedia.
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